Timoltanas



La incertidumbre me persiguió por días, o quizá aún no se detiene y es que la única forma de que se detenga es simplemente ignorando sus razones o aceptando que nunca lo resolvere, nunca sabré si lo que experimenté fue real, nunca sabremos con absoluta certeza cuál es la realidad o si nuestras experiencias son un producto de la alteración de alguno de nuestros sentidos o si todo lo que percibimos no es más que una expresiones a nuestros ojos compleja de algo más grande que nosotros y a la vez codependiente de nuestra propia existencia. Sea como sea y sin saber si ahora comienzo a narrar un sueño o si el sueño es la narración misma, el hecho, o no, es que un dia fui testigo omnisciente de una historia conmovedora que intentare de alguna manera plasmar.

Un hombre viejo y aparentemente solo, triste y muy pobre fue el personaje central de esta experiencia, la cual transcurrió desde vistas aéreas y primeros planos hasta sentir en propia carne su hambre, su desolación y también pude ver a través de sus ojos, todo se veía por encima de el gracias a su columna encorvada y baja estatura, su salud deteriorada no le permitía tampoco permanecer mucho tiempo de pie, desarrolle a lo largo de este periodo indeterminado de tiempo un sentimiento real de condolencia, dicha condolencia fue el resultado de olvidar por completo quién era yo en realidad y no tener idea de lo que ocurría. Quisiera saber su nombre, quisiera volver para preguntarselo, si es que esto de alguna manera es posible, quisiera saber mas sobre su historia, pero solo puedo imaginarla, pero pronto fui olvidándome de los detalles, de su historia de como habia llegado alli y de todas esas cosas que uno se pregunta cuando está despierto y tome mayor conciencia de su entorno, una zona costera muy calurosa con varios puertos, resultó que la costa más bien era un conjunto de islotes en el medio de un inmenso mar, completamente apartado de lo demás, si es que habia algo mas.

El dolor que sentía poco a poco se fue transformando hasta la plena felicidad, la cual agradezco ya que parte de ella me acompaño y no me permitio olvidarme de lo experimentado, esto comenzó a suceder cuando otra alma solitaria se cruzó con la del viejo para de una manera misteriosa establecer una relación simbiótica donde ambas partes de complementaban para no volver estar solas, un perro, o su aproximación, si bien tenía el tamaño de uno, su cuello decía que era otra cosa, era mucho más largo de lo habitual y sus ojos sin esclerótica, muy oscuros hacían creer que más bien eran dos botones cocidos a un cuerpo felpudo pero impermeable, lo que le permitía nadar y sumergirse con una habilidad excepcional, no, definitivamente no era un perro, pero si que tenia la personalidad de uno especialmente alegre. Su alegría era un poder que venía acompañado de otras bondades cuando el viejo estaba presente para dirigirla, llevados por esta se animaban a dar largos paseos y encontrar los mejores lugares de los islotes, con las mejores vistas y los mejores refugios, la lluvia ya no significaba tristeza, ahora era un motivo para bailar bajo ella con la boca abierta mirando el cielo y aunque la gente probablemente diría que el viejo estaba realmente loco por su actitud, sus miradas ya no eran esquivas, como quien no quiere mirar al dolor a los ojos temiendo encontrar un espejo, sus miradas ahora eran de envidia que poco a poco se transformaron en admiración, admiración que se transformó en ideas que buscaban emular esta forma de vivir tan feliz con tan poco de aquellos que teniendo mucho, solo podían ver a este viejo bailando unos segundos antes de seguir su viaje hacia la rutina insatisfactoria.

Los viajes del viejo lo llevaron a un islote lejano, nadie creería que se podía llegar allí nadando, al menos no estando solo y cuerdo, pero con un tronco flotante, una mascota muy buena en el agua y un poco de cordura extraviada se podía llegar donde sea, más aún si ese sitio contenía una cueva y el destino de tu parte y en este punto casi me despierto, casi lo hago porque fue revelada parte de una de las preguntas que nos hacemos cuando estamos despiertos, fue revelada parte de su historia, las pertenencias de su hija perdida en el mar hacía décadas acompañaba una maleta grande llena de Timoltanas y Medianas, monedas de alto valor de este mundo, las Timoltanas eran las monedas más pequeñas que he visto, del tamaño de la cabeza de un tornillo, color cobre opacas como óxido pero con un increíble acabado de diez puntas, increíblemente fáciles de perder para su alto valor, con una sola podrías estar un dia entero en un velero que ofrecía la compañia del puerto con deliciosa comida incluida en lugares exóticos de agua transparentes y hermosos animales marinos merodeando la zona, servicio el cual el viejo se hizo cliente habitual, mientras las noches las pasaba aquí y allá siempre en los mejores sitios de los islotes arropado con las estrellas abrazando el recuerdo de su hija cuya alegría alguna vez lo llevó a su reencuentro para descubrir que nunca fue abandonado y que jamás estuvo solo.

Y así desperté, tratando de digerir el hecho de no saber si toda esa magia, la música, el sabor de esa agua de lluvia eran reales, pero las verdades finalmente no dependen de su cierta existencia, es su relevancia quien definen su existencia, donde quiera que esté el viejo le deseo lo mejor y si puede que me revele su nombre o me lo invente si es que sabe que yo estoy aquí, quién sabe, quizá él también sueñe conmigo algun dia y se entere de cosassobre mi mismo que yo aún no se.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Todo proviene del este

Necesidades