Mar
Qué extraña es la similitud entre la barrera
impenetrable del océano que observamos desde el cielo y una pantalla azul de
efectos especiales, ambas están allí para recrear una ilusión, la ilusión de
estar por encima de algo, la ilusión de que nuestro ingenio nos eleva por
encima de nuestras limites cuando lo que hacemos no es más que observarlos
desde otro ángulo, vemos nuestros mares desde las alturas y nuestro mundo desde
la profundidad de la imaginación
formando una ilusión sobre una pantalla azul como el mar, mientras tanto, conocemos mas del macrocosmos que del
microcosmos del que estamos hechos y ese mismo mar en el que sobrevolamos, lo cruzamos
y con nuestra característica soberbia pretendemos dominar, se nos presenta como
una fuente inagotable de desconocimiento y de vez en cuando desde lo profundo
de sus fauces nos escupe en la cara recordándonos lo poco dignos que somos de él,
nos recuerda lo poco que sabemos y lo insignificante que somos, es por esto que
la metástasis en que nos hemos convertido es totalmente inofensiva allí. Muchos
siguen pensando que al morir subirán al cielo, pero no es una idea ampliamente
aceptada considerar la posibilidad de que al morir volveremos al mar, de donde
viene todo lo que vive y comenzaremos otra vez esparcidos en billones de
pedazos.
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